Desde el 12 de Febrero Venezuela se encuentra sumida en una continua zozobra con marchas y protestas en diferentes partes de la ciudad capital y por supuesto, con importantes manifestaciones de apoyo en las ciudades más importantes del país. No solo Venezuela ha salido a la calle, también lo han hecho los venezolanos que se encuentran en el extranjero y que han querido poner su granito de arena en esa lucha que va más allá de los estudiantes, aunque ellos sean la cara protagonista.
Es así como aquí en Dublin ayer sábado, los venezolanos se reunieron en la Grafton Street para a través de pancartas demostrar su solidaridad con el pueblo de Venezuela. Algunos son estudiantes, otros no, pero sin embargo, el sentimiento común es el de seguir siendo venezolano, orgulloso de nuestro tricolor, estemos donde estemos. Muchos de ellos, son parte además de ese colectivo afectado por CADIVI, personas a las que le han negado la 1, o 2 manutención, debido a los fraudes que el operador cambiario dice haber encontrado de forma repetitiva en Irlanda. Sin embargo y para mi sorpresa, las pancartas no hablaban de eso, hablaban de las represiones, del derecho a la libertad de expresión, de información y por supuesto, de su amor por Venezuela. De repente, los insultos continuos, críticas y malas palabras que se aprecian continuamente en grupos de Facebook, desaparecieron, demostrando así que el venezolano es capaz de unirse. El problema no es entonces personal, no es que a tí te negaron la manutención y tu te viniste sin ser aprobado... el problema desde el 12 de febrero, es Venezuela y ese es un gran paso.
Sin embargo, en Venezuela que es donde se está gestando estas grandes manifestaciones, aún falta conseguir el ingrediente mágico. Las manifestaciones están llenas de clase media, que por supuesto se ha visto muy afectada por toda la inseguridad, el desabastecimiento, el control cambiario, etc. Obviamente somos muchos, muchísimos los afectados, pero aún necesitamos del pueblo y no es que la clase media sea menos pueblo, simplemente es que necesitamos de esa gente humilde, que aún sufriendo los problemas anteriores, se sigue sintiendo más identificada con el gobierno que con la oposición. Altamira, Plaza Venezuela, Las Merecedes, los Ruices, Chacao, parecen un mundo paralelo, pues el otro lado de la ciudad, ya sea Antímano o Pétare, se mueven con una cotidianidad pasmosa, la gente trabaja, estudia, va en el metro o en el metrobus... las protestas entonces si bien son importantes, no se están dando en cada rincón del país y la razón es sencilla, aún la gente humilde no considera que la oposición pelea por ella, o al menos la representa.
Entonces es el gran momento para los estudiantes de publicidad y marketing, para los profesionales de ese sector de buscar la consigna que promueva la inclusión y no el separatismo. Hay que buscar un slogan que una, más allá del Venezuela somos todos, pues lamentablemente, en Venezuela dos Venezuelas siguen viviendo enfrentadas. Los insultos de ambas partes no se hacen esperar ante cualquier foto o artículo y los descalificativos son siempre personales, y poco relacionados con el tema en cuestión. Por otra parte y de forma alarmante, los errores ortográficos de ambos grupos campan a sus anchas, lo que demuestra que uno de los problemas más graves que tenemos es el
educativo.
Debemos mostrar entonces una cara amable hacía ese que necesitamos para que salte la talanquera, estableciendo que incluso pensando diferente, sufrimos los mismos problemas. No vamos a luchar antichavistas contra chavistas, porque no tiene sentido, las guerras civiles son desastrosas, y las heridas no cicatrizan jamás. Hay que luchar entonces como venezolanos, que nos encontramos descontemos con un régimen que los hace a ellos cada día más ricos y al resto cada día más pobres.
De ahí que sea tan importante la inclusión y el respeto, que comienza con el lenguaje, con la forma en que nos referimos a los que piensan diferente, sencillamente, porque quizás están equivocados o creen fielmente en el sistema, pero ahí debe estar la grandeza de la oposición, al aceptar en su lucha a todo aquél que esté descontento, respetando siempre, el derecho de expresión y de pensamiento que todos tenemos, porque pensar diferente no está mal, lo que está mal, es castigar al que lo haga.
Cada uno de forma individual no podemos hacer grandes cosas, pero si podemos comenzar a medir nuestros insultos, nuestros descalificativos, cuando comentamos sobre algo o cuando estamos en desacuerdo. No tiene la razón el que más grita o el que más insulta y es terrible como imagen proyectar eso a través de las redes sociales o el Facebook. Vamos a intentar que nuestras palabras reflejen la Venezuela que queremos, si no somos capaces, difícilmente el proyecto de una nueva Venezuela, mas unida y respetuosa, donde todos tengamos un espacio, tampoco será posible.
Hay que huir como de la peste entonces, de asemejarnos aunque sea un poquito con el régimen actual que no valora a todos los venezolanos por igual y que emplea toda su maquinaria en promover el odio . Lo de divide y vencerás, no lo ha inventado Nicolás, tampoco Chávez ni Fidel... viene desde mucho más atrás, desde Filipo de Macedonia, y ese sistema es el que hay que evitar. Que lo que nos une sea más grande, más fuerte y más hermoso que lo que nos separa!
Hay que huir como de la peste entonces, de asemejarnos aunque sea un poquito con el régimen actual que no valora a todos los venezolanos por igual y que emplea toda su maquinaria en promover el odio . Lo de divide y vencerás, no lo ha inventado Nicolás, tampoco Chávez ni Fidel... viene desde mucho más atrás, desde Filipo de Macedonia, y ese sistema es el que hay que evitar. Que lo que nos une sea más grande, más fuerte y más hermoso que lo que nos separa!